
Godzilla: La bestia que EE. UU. no quiso entender
En 1954, Ishirō Honda dirigió una obra maestra profundamente trágica, devastadora y simbólica: Gojira, (mirala en Cinepolica) un grito
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Miguel Rico
10/26/20258 min read
Morse no dirigió una reinterpretación, sino una amputación emocional. Insertó a Raymond Burr como narrador extranjero, ajeno al dolor local, testigo mudo de una catástrofe que ahora no tenía nombre ni culpables. El Gojira de Honda era un símbolo del trauma nuclear y la impotencia ante una fuerza desatada por el hombre; el Godzilla de Morse fue reducido a un entretenimiento de monstruo sin contexto, sin alma y sin culpa.
Esta comparación revela algo más profundo: el terror de la cultura dominante a enfrentarse a su propia sombra. Al eliminar la memoria histórica del original, Godzilla, King of the Monsters demostró que el cine también puede ser una forma de negación colectiva. Un espejo que se niega a reflejar. Una bestia que ruge, pero ya no dice nada.
Dos directores, dos verdades
Ishirō Honda no solo creó una criatura icónica, sino que elevó al kaiju al nivel de alegoría viva. Su Godzilla era Hiroshima caminando entre ruinas, era el miedo que aún humeaba bajo las cenizas. La narrativa era japonesa en alma, en ritmo, en dolor. Su cine no pedía perdón, pedía memoria.
Terry O. Morse, por su parte, dirigió una operación de invisibilización. En lugar de permitir que la audiencia norteamericana empatizara con el pueblo japonés y enfrentara su responsabilidad histórica, su versión reubicó el eje narrativo en un norteamericano observador, que al igual que la audiencia, quedaba emocionalmente distante, limpio, e incluso valiente por su testimonio.
Esto es lo más doloroso: Morse le quitó el derecho al pueblo japonés de contar su historia como la vivió. Reescribió la narrativa del sobreviviente para que no incomodara al victimario.
En 1954, Ishirō Honda dirigió una obra maestra profundamente trágica, devastadora y simbólica: Gojira, (mirala en Cinepolica) un grito cinematográfico nacido del dolor atómico que Japón aún no terminaba de llorar. Un año después, la industria estadounidense, narcisistamente, convirtió esa misma obra en Godzilla, King of the Monsters (1955), una versión mutilada, blanqueada y moralmente desinfectada de realidades por Terry O. Morse. Esta transformación no fue solo un gesto comercial, sino una maniobra ideológica cuidadosamente ejecutada para evitar que el espectador norteamericano confrontara las implicaciones emocionales e históricas del monstruo.




El cine como campo de batalla ideológico
Godzilla, King of the Monsters representa un punto crítico en la historia del cine global: no solo como un caso de censura cultural, sino como un testimonio de cómo la hegemonía norteamericana ha utilizado la industria cinematográfica para redirigir las emociones del público y proteger su autoestima colectiva.
Mientras Honda ofrecía un monstruo que emergía desde la culpa y el dolor colectivo, Morse creó una criatura sin pasado, sin historia, sin nombre. El primero advertía: "esto puede volver a pasar". El segundo decía: "esto es solo una película".
Tres Godzillas, tres heridas históricas
Si algo ha demostrado el paso del tiempo es que cada Godzilla ha sido una expresión distinta de un trauma generacional. El de 1954 fue la bomba atómica. El de 2014 fue el miedo a desastres naturales incontrolables. Y el de Godzilla Minus One (2023) regresa al dolor original, con una narrativa más humana, más desgarradora, sin adornos ni excusas.
El Godzilla de Morse, en cambio, es el único que quiso olvidar. Y en ese olvido, terminó revelando la herida más profunda: la incapacidad de una potencia para mirarse al espejo sin destruirlo primero.
🧠 Análisis crítico por década
🦖 Godzilla (1954): El monstruo como advertencia
Obra oscura y seria, no para niños.
Refleja el terror invisible de la radiación y el trauma atómico.
Godzilla es casi una fuerza trágica, no malvada, una consecuencia de la ciencia descontrolada.
Su destrucción tiene peso emocional y ético.
🌍 Godzilla (2014): El monstruo como espectáculo natural
Reintroducción del monstruo para audiencias globales.
Enfoque en lo espectacular y épico, menos en el mensaje.
Se muestra a Godzilla como fuerza de equilibrio natural, enfrentando a otras criaturas (MUTO).
La crítica es más ambientalista, pero superficial.
Visualmente impresionante, pero emocionalmente distante.
☢️ Godzilla Minus One (2023): El monstruo como culpa
Regreso al Godzilla simbólico y emocionalmente profundo.
Ambientada tras la Segunda Guerra Mundial, en un Japón humillado y devastado.
El protagonista humano es un cobarde redimido, y su viaje moral es central.
Godzilla simboliza el peso de la culpa colectiva, la impotencia, y el miedo al renacimiento forzado.
Es una carta de duelo y redención, con actuaciones intensas, música épica y un monstruo que da miedo de verdad.
Muchos críticos la consideran la mejor película de Godzilla jamás hecha, incluso por encima del original.
“Godzilla, King of the Monsters!” (1956, EE.UU.)
“Godzilla, King of the Monsters!” (1956, EE.UU.) es la versión estadounidense adaptada de la película original japonesa de 1954 “Gojira”, dirigida por Ishirō Honda. Aunque muchas veces se le atribuye erróneamente al año 1955, esta versión fue estrenada en 1956 y representa un caso emblemático de cómo Hollywood transformó una obra profundamente japonesa en una producción más digerible para el público occidental de la posguerra.


A continuación, y a manera de entender el contexto y el objetivo de este post, te presento una comparación crítica y cinematográfica entre la Godzilla original de 1954 y las versiones modernas más destacadas, particularmente la de 2014 (dir. Gareth Edwards) y la de 2023 (Godzilla Minus One, dir. Takashi Yamazaki):


🧪 ¿Por qué se hicieron estas modificaciones?
Adaptación cultural: El cine japonés de posguerra no era familiar para el público estadounidense. Se temía que los espectadores no empatizaran con una historia protagonizada únicamente por japoneses hablando en su idioma.
Tensión geopolítica y censura indirecta: El original de 1954 era una alegoría directa sobre Hiroshima, Nagasaki y los ensayos nucleares estadounidenses como el del Atolón Bikini. Esta carga crítica fue atenuada en la versión estadounidense, eliminando referencias explícitas a la bomba H y al gobierno estadounidense.
Inserción de Raymond Burr: Para facilitar la conexión con el público occidental, se insertaron escenas nuevas con el actor Raymond Burr, quien interpreta a un periodista testigo de los acontecimientos. Él no interactúa directamente con los personajes originales, sino a través de montaje y edición, como un narrador externo.
Revisión del montaje: Aproximadamente 40 minutos de la cinta original fueron eliminados. En su lugar, se insertaron cerca de 20 minutos de nuevas tomas con Burr y otros actores estadounidenses en sets que simulaban oficinas de prensa en Tokio.
🔥 Impacto y recepción
Popularidad: Fue un éxito moderado en taquilla y ayudó a introducir a Godzilla en la cultura popular occidental. Para muchos, fue su primer contacto con el kaijū (monstruo gigante).
Crítica: Si bien cumplió su objetivo comercial, fue duramente criticada por décadas por los fans del original por “blanquear” y “despolitizar” la obra maestra de Honda.
Revaloración posterior: Hoy se estudia como un ejemplo fascinante de apropiación cultural, propaganda blanda y cómo el cine puede ser reescrito según los intereses de otro país.
🧠 En síntesis:
“Godzilla, King of the Monsters!” es una versión suavizada, desideologizada y occidentalizada de un grito cinematográfico profundamente japonés. Lo que en 1954 era una advertencia sombría sobre la ciencia descontrolada y el trauma colectivo, en 1956 se convirtió en una película de monstruos más genérica, aunque igualmente icónica. Sin embargo, ambas versiones son parte esencial del mito de Godzilla, cada una reflejando los miedos de su cultura de origen.
Critica razonable
El director oficial acreditado de la versión estadounidense de “Godzilla, King of the Monsters!” (1956) fue Terry O. Morse, un nombre que pasó a la historia más por esta operación de corte y manipulación que por una carrera sobresaliente. Su trabajo no fue el de crear una película desde cero, sino reinterpretar, redirigir y reencuadrar una historia extranjera ya terminada para hacerla aceptable a los ojos del público norteamericano de los años 50.
🎬 ¿Quién fue Terry O. Morse?
Nacionalidad: Estadounidense
Profesión: Editor, director de segunda unidad y ocasionalmente guionista.
Trayectoria: Trabajó en películas de bajo presupuesto y en funciones técnicas dentro de estudios como Warner Bros. Su especialidad era la edición, no la dirección creativa.
Su papel en “Godzilla, King of the Monsters!” fue más el de un cirujano narrativo al servicio de intereses ideológicos y comerciales, que el de un autor cinematográfico. Morse no buscaba contar una historia original, sino reescribir un trauma ajeno para que no tocara la conciencia culpable de los Estados Unidos.
🛠️ ¿Qué hizo exactamente Terry O. Morse?
Eliminó el mensaje político de Honda: La versión original de Honda era un lamento poético y sombrío por las víctimas de Hiroshima, Nagasaki y los ensayos atómicos en el Pacífico. Morse eliminó muchos de esos matices: quitó escenas que mostraban hospitales desbordados, niños heridos, madres llorando y reflexiones filosóficas sobre la bomba.
Insertó un narrador anglosajón neutral (Raymond Burr): Steve Martin, el personaje de Burr, observa, reporta y rara vez se involucra. Esta distancia emocional impide que el espectador estadounidense se vea reflejado como responsable o siquiera conectado con el origen de la tragedia que desata a Godzilla. Es un testigo, no un partícipe.
Rediseñó la estructura como una historia de “monstruo extranjero”: Morse encajó el guion en la fórmula clásica del cine de ciencia ficción de Hollywood: monstruo aparece → gente asustada → ejército responde → monstruo muere. Toda la carga simbólica del original —el monstruo como castigo de la Naturaleza por la arrogancia nuclear— quedó fuera.
🇺🇸 ¿Por qué era necesario todo esto?
En los años 50, Estados Unidos se encontraba en plena Guerra Fría, desarrollando y probando bombas nucleares constantemente. Asumir públicamente responsabilidad moral por Hiroshima, Nagasaki y los experimentos nucleares en el Pacífico era inconcebible para el discurso oficial.
El cine de Hollywood debía proyectar:
Heroísmo estadounidense.
Superioridad tecnológica.
Narrativas limpias de culpa histórica.
Así, Morse se convirtió en una herramienta del sistema: no dirigió una película, dirigió una negación.
🎭 ¿Y Honda? ¿Qué pensaba al respecto?
Ishirō Honda, el director original, era un veterano de guerra japonés. Había visto la devastación, y Gojira era su grito ético y político. Aunque nunca se pronunció de forma agresiva sobre la versión de Morse, muchos de sus colaboradores (y generaciones posteriores) consideraron la versión americana un acto de colonialismo cinematográfico.
🧨 En resumen:
Terry O. Morse no fue un director creativo en esta obra, sino un cirujano ideológico. Su trabajo fue diluir el dolor ajeno, borrar rastros de culpabilidad, y venderle al mundo un monstruo sin conciencia. La versión estadounidense de Godzilla no fue simplemente “adaptada”, sino desactivada emocional y políticamente, para que el espectador pudiera disfrutar la catástrofe sin remordimiento.


