Hound Dog Taylor – ABC Radio Australia

En marzo de 1975, desde los estudios de ABC Radio Australia, se grabó un documento sonoro que hoy

METROPOLICAREVOLUCIÓN INTELECTUALMÚSICA DEL MUNDOPLAY LISTBLUES

Miguel Rico

10/16/20255 min read

🎸 El blues del descontrol

Hound Dog Taylor nació en Natchez, Mississippi, en 1915 (algunas fuentes dicen 1917). Comenzó tocando el piano, pero a los veinte años cambió de rumbo al tomar una guitarra barata. En 1942 se trasladó a Chicago, epicentro del blues moderno, donde se ganó la vida tocando en bares de los barrios negros y en el bullicioso mercado de Maxwell Street. No fue hasta los años cincuenta que su nombre empezó a circular entre los músicos locales. Su estilo —a medio camino entre el slide eléctrico del Delta y el ruido garajero de los sesenta— lo convirtió en una figura inclasificable.

Con una guitarra japonesa Teisco, un amplificador Sears Roebuck y seis dedos en la mano izquierda, Taylor creó un sonido imposible de imitar: sucio, distorsionado, visceral, profundamente humano. No se consideraba un virtuoso, y solía decir con ironía:

“Cuando muera, dirán: No sabía tocar un carajo, pero cómo sonaba de bien.

En 1970, Bruce Iglauer —entonces empleado de Delmark Records— escuchó a Taylor y decidió fundar un sello solo para grabarlo: Alligator Records, hoy una institución del blues. Así nació Hound Dog Taylor & The HouseRockers (1971), el primer álbum de Alligator. Con Brewer Phillips en la segunda guitarra y Ted Harvey en la batería, el grupo formó un trío sin bajista que funcionaba como una locomotora de boogie.

Tres años después, tras Natural Boogie (1973), Taylor alcanzó una fama suficiente para emprender una gira por Australia y Nueva Zelanda junto a Freddie King y Sonny Terry & Brownie McGhee. Esa gira dejó grabado este testimonio: ABC Radio Australia (March 14th, 1975), un disco que resume el espíritu libre del blues eléctrico.

🎶 Canción por canción

1. Kitchen Sink Boogie (5:58)

Desde el primer compás, Taylor se lanza con un riff abrasivo que suena como un tren oxidado en movimiento. El título —“El boogie del fregadero”— parece un chiste interno: es blues cotidiano, hecho con lo que hay a mano. Las cuerdas retumban con un tono áspero, mientras la batería marca un compás seco y constante. Es una declaración de principios: el blues no necesita pulirse, solo sentirse.

2. Sadie (4:37)

Una de las piezas más reconocibles de su repertorio, “Sadie” se mueve en una cadencia sensual y trágica. La voz de Taylor se quiebra entre el deseo y la desolación, como si cada verso estuviera grabado en una noche de humo y licor barato. Brewer Phillips complementa con un contracanto agudo, casi desobediente, que añade dramatismo a la historia.

3. Instrumental (3:44)

Sin palabras, Taylor deja que la guitarra hable. Este instrumental es un viaje corto pero poderoso, donde su slide se convierte en voz. Se percibe el eco del Mississippi en cada nota, pero pasado por el amplificador del caos urbano de Chicago. Es una muestra clara del porqué Freddie King confesó haber inspirado su tema “Hideaway” en un instrumental de Taylor.

4. Shake Your Money Maker (3:01)

Originalmente de Elmore James, Taylor la lleva a su terreno con una velocidad más punzante y una voz rasgada que parece incendiar el micrófono. Es puro baile y electricidad. La banda suena desbordada, casi punk, recordando por qué se les llamó “los Ramones del blues”.

5. Give You My Money? (9:07)

Aquí Taylor se detiene, baja la guardia y entrega uno de sus momentos más intensos. En casi diez minutos, el trío estira el tiempo, juega con silencios, y Taylor se desangra en la voz. Es un blues de resistencia y desconfianza; el sonido de un hombre que ha visto demasiado. Su guitarra llora, gruñe y pelea contra el vacío.

6. Blues For Suzie (7:12)

“Blues For Suzie” es más íntima, más lenta, más emocional. El slide se convierte en un hilo de nostalgia. Su tono es triste, pero no derrotado. Es el lamento de quien ama lo que ya no puede tener. El público australiano —según los registros— quedó hipnotizado ante esta interpretación.

7. Saw My Baby Last Night? (4:37)

Una canción que evoca las raíces más primitivas del blues: celos, pérdida y deseo. La estructura rítmica es simple pero efectiva. Hound Dog alterna entre el riff insistente y el grito emocional. Se nota la influencia de los campos del Delta, pero también el pulso frenético del Chicago urbano.

8. Hawaiian Boogie (4:40)

Uno de los clásicos más celebrados de Taylor. Es instrumental, acelerado y salvaje. El título es irónico: no hay nada tropical aquí, sino una tormenta eléctrica. El slide parece una sirena de advertencia. En vivo, era la pieza donde Hound Dog solía perder el control —y el público, la razón—.

9. See You In The Evening (8:46)

Extensa, repetitiva, hipnótica. El ritmo se mantiene firme mientras la guitarra divaga como si buscara una redención. Taylor canta con desesperación contenida, repitiendo frases que suenan a súplica. Es blues trance: un mantra de acero y humo.

10. Ain’t It Lonesome (5:52)

El título lo dice todo: “¿No es solitario?” Es uno de los momentos más melancólicos del registro. La voz de Taylor se entrecorta, su slide suena a llanto de metal. No hay artificio, solo dolor transformado en música. Es el blues en su forma más desnuda.

11. Goodnight Boogie (5:20)

El cierre perfecto. Una despedida ruidosa, divertida, embriagada de ritmo. El trío suena como si estuviera celebrando la vida en medio del cansancio. Es la manera de Taylor de decir adiós sin tristeza: Goodnight, pero seguimos bailando.

12. Instrumental (3:19)

El epílogo instrumental es un último respiro. Suena más suelto, más ligero, casi una improvisación entre amigos. Pero cada nota tiene historia: fue una de las últimas grabaciones conocidas de Hound Dog antes de morir meses después, en diciembre de 1975, víctima de cáncer de pulmón.

⚡ El legado de un sonido imposible

El concierto de ABC Radio Australia no solo captura una gira; captura una filosofía musical. Taylor nunca buscó la perfección técnica ni el reconocimiento académico. Lo suyo era el feeling, la intensidad, la honestidad. Fue un músico que no sabía leer partituras, pero entendía el alma humana. Su influencia directa llega a George Thorogood, Stevie Ray Vaughan, The Blues Brothers y decenas de bandas garajeras que comprendieron que el blues podía ser tan ruidoso como el rock.

Su historia también es la de Alligator Records, que gracias a él nació como un proyecto independiente y hoy es una de las disqueras más respetadas del blues mundial.
Y aunque su cuerpo fue enterrado en Restvale Cemetery, su espíritu sigue vivo cada vez que alguien enciende una guitarra vieja y la hace llorar con rabia.

🪶 Hound Dog Taylor – ABC Radio Australia (March 14th, 1975)

Un testimonio de fuego, ruido y humanidad.
El blues sin filtro, sin ego y sin miedo.
Un rugido que aún vibra en las paredes de cualquier club que ame el sonido real.

En marzo de 1975, desde los estudios de ABC Radio Australia, se grabó un documento sonoro que hoy es considerado una joya cruda del blues eléctrico: Hound Dog Taylor – ABC Radio Australia. En este registro, el guitarrista Theodore Roosevelt "Hound Dog" Taylor, junto a su legendaria banda The HouseRockers, entregó un concierto que condensó la esencia más pura, salvaje y sincera del blues urbano de Chicago. No fue un álbum de estudio ni una grabación calculada; fue una descarga directa de energía, una explosión de ritmo y desgarro interpretada por un trío que desafiaba las reglas y los cánones del virtuosismo.

Hound Dog Taylor – ABC Radio Australia (March 14th, 1975): El rugido eléctrico del blues sin pulir