Las Masas con Venda: Una Crónica Irreverente de la Estupidez Colectiva

El ser humano, orgulloso de su capacidad de razonamiento y de su Ilustración, se enfrenta hoy a una paradoja monumental: nunca ha tenido tanto acceso a la información y, sin embargo, nunca

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Miguel Rico

11/21/20254 min read

¡Un tema tan vital como irritante! El fenómeno de la conformidad ciega y la sumisión voluntaria a la tontería en la era digital es una crítica necesaria. Abordaremos la historia de esta tendencia humana antes de destripar el papel de las redes sociales. Acá vamos!

👁️‍🗨️ Las Masas con Venda: Una Crónica Irreverente de la Estupidez Colectiva

El ser humano, orgulloso de su capacidad de razonamiento y de su Ilustración, se enfrenta hoy a una paradoja monumental: nunca ha tenido tanto acceso a la información y, sin embargo, nunca ha sido tan fácilmente manipulable. Vestidos con el ropaje de la libertad digital, millones de individuos marchan ciegamente, siguiendo no a líderes, sino a algoritmos y a las patéticas hazañas de lo que solo puede describirse como superestúpidos. La venda no es impuesta; es auto-colocada, firmemente anudada por el miedo a la disidencia y la adicción al consenso.

I. De las Hogueras a la Cámara de Eco: La Historia de la Conformidad Humana

La tendencia a seguir al rebaño no es una invención de la era digital; es una característica profundamente arraigada en nuestra biología social. Históricamente, la conformidad ha sido una herramienta de supervivencia.

1. El Costo de la Disidencia (Antes del Siglo XX)

Desde las tribus más primitivas, estar en desacuerdo con el grupo podía significar el exilio o la muerte. La necesidad de pertenencia ('Endogrupo') supera el deseo de la verdad.

  • Psicología de la Turba: Desde las cacerías de brujas medievales hasta la fiebre del oro, la emoción colectiva ha demostrado ser más contagiosa que cualquier patógeno. La razón se disuelve en el anonimato y la intensidad de la masa, permitiendo atrocidades o locuras económicas impensables para el individuo solitario.

  • El Experimento de Asch (1951): El psicólogo Solomon Asch demostró de forma empírica la devastadora simpleza de la conformidad. Ante una tarea obvia, la mayoría de los sujetos estaban dispuestos a ignorar la evidencia de sus propios ojos y dar una respuesta incorrecta solo porque el grupo (cómplices) lo hacía. La lección es clara: la duda sobre el propio criterio ante el consenso colectivo es un motor más fuerte que la verdad.

2. La Manipulación Clásica: De la Propaganda al Consumo

En el siglo XX, gobiernos y corporaciones perfeccionaron el arte de la manipulación. La propaganda política y la publicidad masiva explotaron los sesgos humanos, repitiendo la mentira hasta convertirla en "veracidad ilusoria" (el efecto de que la repetición aumenta la credibilidad).

El miedo, la esperanza y, sobre todo, la aspiración social, se convirtieron en el combustible. El borrego moderno no solo obedece a la autoridad; obedece al ideal de vida que le venden.

II. La Pandemia de la Estupidez Digital: El Algoritmo como Pastor

Las "redes sociales" no inventaron la estupidez colectiva, pero sí crearon el ecosistema perfecto para que florezca, se propague sin fricción y se monetice con precisión quirúrgica.

1. La Venda del Sesgo de Confirmación

La baja capacidad humana para discernir entre verdad y mentira no es, en muchos casos, por falta de inteligencia, sino por falta de deseo de ser molestado por los hechos.

  • Cámaras de Eco: Los algoritmos están diseñados para maximizar el engagement (la interacción), no la verdad. Al alimentarnos solo con información que confirma nuestras creencias preexistentes (el sesgo de confirmación), las redes sociales han convertido la esfera pública en millones de burbujas polarizadas. Dentro de esa burbuja, el borrego se siente seguro y su ignorancia se siente validada por miles de desconocidos con la misma ceguera.

  • La Tiranía del Click: La desinformación ("fake news" o, mejor dicho, "mentiras intencionadas") está diseñada para generar emociones intensas: indignación, miedo, euforia. Estas emociones anulan la capacidad crítica y fomentan el compartir impulsivo sin verificación. La verdad, al ser a menudo matizada y aburrida, pierde la batalla contra la mentira sensacionalista.

2. Los Superestúpidos y la Deificación del Vacío

El aspecto más irritante de la conformidad moderna es la adoración de la mediocridad. La figura del "influencer" o "creador de contenido" rara vez es un experto, un intelectual o un líder moral; es, en la mayoría de los casos, un maestro de la autopromoción que capitaliza la inseguridad masiva.

  • La Falsa Aspiración: Millones siguen ciegamente las tendencias, los productos y las opiniones superficiales de estas figuras porque venden la ilusión de una vida perfecta (el status dopamínico) y ofrecen la pertenencia a una tribu moderna. El acto de seguir es un acto de <span class="key-concept">conformidad aspiracional</span>. Si el "superestúpido" tiene éxito (medido en likes), imitarlo se percibe como una ruta a ese éxito.

  • La Destrucción del Criterio: Cuando un individuo con millones de seguidores, cero credenciales y un vacío intelectual opina sobre política, salud o ciencia, las masas lo aceptan. ¿Por qué? Porque el criterio se ha externalizado. Ya no necesitamos pensar si algo es verdad, solo necesitamos saber cuánta gente más cree que es verdad para sentirnos cómodos.

III. Conclusión: El Precio de la Comodidad Ciega

La frase "Las masas siguiendo masas con una venda" no es una metáfora; es una descripción operativa de la sociedad digital.

La incapacidad humana de ver la manipulación no se debe a la falta de información, sino a un profundo malestar con la disidencia y un apego obsesivo a la comodidad psicológica. Es más fácil aceptar la estupidez de la mayoría que enfrentarse a la soledad de la verdad.

El problema final no reside en el algoritmo que nos manipula, sino en nuestra baja capacidad para soportar la fricción cognitiva que implica determinar la verdad, contrastar los hechos y, lo más importante, decir "no" al consenso. Hasta que las masas decidan que la incomodidad de la verdad es preferible a la dulce, aunque estúpida, comodidad de la manada, seguirán marchando: ciegos, felices y manipulados hasta la médula por los mismos tontos que prometen guiarlos.